La primera entrada de un blog es como su nacimiento. Un evento importante, trascendente y que muchas veces idealizamos. Al escribirla, se siente la presión que aparece al iniciar un proyecto.
Estoy dedicándole algún tiempo (de esto ahora tenemos más del que nos gustaría) a pensar sobre qué puedo hablaros en este primer post y tras la reflexión creo haberme decidido…
Tras ver muchos pacientes con diferentes problemas, de diferentes clases sociales, con diferentes culturas y en momentos diversos siempre he encontrado una característica común en la relación entre el fisioterapeuta (yo) y el paciente (tu).
Lo que más valoraba el paciente no era los conocimientos que demostraba, los aparatos que tenía, ni tampoco el resultado de la sesión (por sorprendente que parezca).
Lo más valorado es… (redoble de tambores).
EL COMPROMISO.
Sí, el compromiso.
El compromiso que adquiere el fisioterapeuta contigo para solucionar ese dolor que no te deja dormir, o que te impide moverte con libertad. El compromiso en ayudarte con ese pinchazo que te limita a la hora de hacer deporte. El compromiso también en resolverte las dudas sobre qué es lo que te está pasando, cómo solucionarlo y el compromiso de acompañarte en el proceso.
En esta primera entrada, quiero anunciar mi total implicación en cada paciente que decida tener una consulta conmigo, mi total implicación en ti.
Tienes mi compromiso.
